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Histórico

Merlinos caminaron 570 kilómetros durante 11 días por el filo de la sierra desde Achiras hasta Villa de Soto

La hazaña de cinco merlinos a dos mil metros de altura. Los detalles de la expedición.
martes 23 de enero de 2024
Merlinos caminaron 570 kilómetros durante 11 días por el filo de la sierra desde Achiras hasta Villa de Soto
A la conquista de las sierras de los Comechingones y más allá.
A la conquista de las sierras de los Comechingones y más allá.

En una aventura que desafió los límites geográficos y la resistencia humana, cinco merlinos se embarcaron en una gesta histórica, recorriendo 570 kilómetros a lo largo del imponente filo de la sierra, desde Achiras hasta Villa de Soto. En un periplo que abarcó 11 días, esta hazaña se convirtió en un hito al explorar por primera vez la totalidad de la sierra, conquistando primero la majestuosa sierra de los Comechingones, para luego desafiar las cumbres de Achala, Pampa de Achala, las Sierras Grandes y las Sierras de Gaspar. El trayecto se hizo transitando los que usualmente se denomina la “altipampa”, a un promedio de 2000 metros de altura.

La expedición, liderada por Pedro Strelin (55), Esteban Strelin (36), Erik Núñez (37), Romina Bianchi (42) y Federico Strelin (23), llevó el nombre de “Finís Serra”, un guiño al “Finísterre” del Camino de Santiago, simbolizando el punto donde las imponentes sierras pierden altura y se desvanecen, cediendo paso a una vasta llanura.

A pesar de las advertencias meteorológicas que presagiaban fuertes lluvias, vientos y tormentas eléctricas, las ansias de los aventureros prevalecieron, lanzándose al desafío con la posibilidad latente de tener que abortar la misión en cualquier momento.

Los primeros días, la sierra desató su furia con tormentas y neblinas, complicando aún más el terreno escarpado de Papagayos y Villa Larca. En estas zonas laberínticas de roca, la navegación terrestre con brújula y GPS se volvió esencial. Jornadas extenuantes de hasta 15 horas de marcha, en algunos casos concluyendo bien entrada la noche, marcaron el inicio de la odisea. Fue solo después de 4 días y medio que alcanzaron la antena del filo en Merlo, donde se sumaron miembros al grupo y se reabastecieron mínimamente, manteniendo mochilas livianas por debajo de los 12 kilos para mayor movilidad.

En el trayecto, piaras de jabalíes y una explosión de flores colorearon la travesía por la altiplanicie. Sin embargo, la humedad y el calor desataron la aparición de ampollas en los pies, obligando a estrategias ingeniosas para mitigar el dolor.

Continuando hacia el norte, los aventureros pernoctaron en lugares emblemáticos como el puesto de Domingo Galán, el avión caído, puesto tres árboles, Champaqui y el famoso camino de las Altas Cumbres. Inesperadamente, enfrentaron días de temperaturas cercanas a cero grados, desafiando la indumentaria de verano. La estrategia de coincidir los pernoctes con puestos habitados aseguró comidas calientes y noches relativamente cómodas.

Finalmente, la expedición llegó a la imponente zona de “los Gigantes”, donde la sierra se desploma abruptamente, marcando el inicio de la última etapa del viaje que culminó en la histórica “estancia La Candelaria”. El undécimo día, Villa de Soto recibió a los conquistadores, quienes, tras enormes desgastes físicos y emocionales, se entregaron a la satisfacción plena, acompañada de alimentos y bebidas.

El regreso, en contraste con la travesía, fue en colectivo, llevando a los aventureros de vuelta a sus hogares en cuestión de horas. La rutina aguardaba, pero las huellas de los pies ampollados recordarán siempre la epopeya de “Finís Serra”: una conquista de lo inútil que se transformó en la plenitud de la satisfacción.

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